En pleno apogeo
de la Eurocopa, tras la llegada de la Selección a Polonia y después de que
muchos españoles comiencen a saber de la existencia de la ciudad de Gdansk,
esta urbe es mucho más que futbol y por eso hablaremos de uno de sus hijos más
ilustres: Arthur Schopenhauer.
Filósofo
alemán conocido por su filosofía del pesimismo. Nació en Danzig, que ahora es
conocida como Gdansk el 22 de febrero de 1788, Schopenhauer estudió en las
universidades de Gotinga, Berlín, y Jena. Se instaló en Frankfurt, donde llevó
una vida solitaria y se volcó en el estudio de la filosofías budistas e
hinduistas y en el misticismo. También estuvo influenciado por las idea de
teólogo dominico, místico y filósofo ecléctico alemán Meister Eckhart, del
teósofo y místico alemán Jakob Boehme, y de los eruditos del Renacimiento y de
la Ilustración. En su principal obra, El
mundo como voluntad y representación, proponía los elementos éticos y
metafísicos dominantes de su filosofía atea y pesimista. Schopenhauer, en
desacuerdo con la escuela idealista, se opuso con dureza a las ideas del
filósofo alemán Hegel, que creía en la naturaleza espiritual de toda realidad.
En su lugar, Schopenhauer aceptaba, con algunas reservas, la teoría de Kant, de
que los fenómenos existen sólo en la medida en
que la mente los percibe como representaciones.
Dejando a un
lado su obra, otro de los aspectos que más fama ha dado a este filósofo es un
característica misoginia. Seguramente, tal aversión a las mujeres tenga el
origen en su mala relación con su madre.
Schopenhauer
es recordado por haber escrito alguna de las más valiosas perlas misóginas de
todos los tiempos. Escribió: “ Las
mujeres son criaturas de idas cortas y cabellos largos”. Las considera más
sensibles y simpáticas a los sentimientos y sufrimientos de los demás, y por
eso tienen, en su concepto, el raciocinio obnubilado, siendo por eso inferiores
a los hombres; en su opinión, las mujeres son apenas mejores que los niños
pequeños.
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